Aritz Rodríguez Galán,

Presidente de la Federación Mundial de la Juventud Democrática (FMJD)

Portadas, titulares, cabeceras de telediarios, tertulias. Difícilmente para nadie pasó inadvertido el pasado 11 de julio en el que comenzaron unas protestas en Cuba. Y es que asistimos a una cobertura prácticamente completa, con conexiones ininterrumpidas, en la que los voceros de las fuerzas imperialistas amplificaban lo que sucedía en la isla. El fin: crear un caldo de cultivo que justificase una mayor injerencia contra Cuba. Desacreditar, desestabilizar, destruir, explotar y saquear. Si «la solidaridad es la ternura de los pueblos», la rapiña despiadada sería la impiedad del imperialismo.

A pesar del protagonismo del que gozan todas aquellas estratagemas serviles a los intereses de las fuerzas imperialistas, a pesar de esa sensación de «eterna sombra», como diría Miguel Hernández en su poema, «hay un rayo de sol en la lucha que siempre deja la sombra vencida».

En los últimos días se han sucedido acciones de solidaridad con Cuba, su juventud, su pueblo y su Revolución. Acciones protagonizadas por jóvenes antiimperialistas de Europa y Norte América que, lejos de acatar lo que dice la propaganda contra la isla, son conscientes de que tienen más cosas en común con el pueblo cubano que con cualquiera de los voceros y dirigentes de su país.

Las organizaciones de Europa y Norte América de la Federación Mundial de la Juventud Democrática, reunidas en el marco de la Festa do Avante en Portugal el pasado mes de septiembre, decidieron lanzar varias campañas de solidaridad internacional para denunciar la especial situación de gravedad que atraviesan algunos pueblos y señalar el papel que juegan las clases dominantes de sus países en esto. La primera de ellas, en apoyo a Cuba, su juventud, su pueblo y su Revolución.

Suecia, Portugal, Gran Bretaña, Alemania, Canadá, España… La ternura de la juventud antiimperialista no tiene límites ni entiende de kilómetros o fronteras. Durante varios días han realizado pegadas de carteles, reparto de octavillas, charlas, acciones en redes sociales, mensajes de solidaridad, pronunciamientos públicos y todo tipo de acciones para mostrar su apoyo a Cuba ante quienes alientan la intervención imperialista.

Por supuesto, las muestras de solidaridad no copan portadas como sí lo hace todo aquello que pueda satisfacer los intereses imperialistas. Nunca han gozado de gran relevancia mediática acciones similares a las mencionadas. Pero es que tampoco fueron noticia las brigadas médicas cubanas que, con Italia como ejemplo más sonado, tanto han ayudado durante la pandemia de la COVID-19. Tampoco el desarrollo de las vacunas cubanas que han servido para vacunar a su pueblo y que ya han comenzado a enviarse a otros países para ayudar con la vacunación. Por supuesto, el bloqueo, las sanciones, las maniobras golpistas y otras tantas agresiones a las que el pueblo cubano siempre ha respondido con unidad y defensa de su Revolución tampoco lo fueron.

En unos días, el odio contra Cuba volverá a primera plana. Aprovechando la reapertura del país, se está cocinando una acción global para tratar de desestabilizarlo, por lo que es más que previsible que se orquestará igualmente una cobertura mediática para esta guerra multidimensional contra el país caribeño. Quienes añoran tener una isla casino a 90 millas de casa trabajarán para que el 15 de noviembre sea un punto de inflexión que les permita acabar con Cuba.

Lo que obvian quienes maquinan estas acciones es la entereza de la juventud y el pueblo cubano, que ya han sobrevivido a injerencias incluso más agresivas, y que defenderán su Revolución del enemigo imperialistas. Lo que obvian es que a pesar de que no salgan en portada hay jóvenes, estudiantes, trabajadores y trabajadoras en todo el mundo antiimperialistas y solidarios con Cuba. Obvian que el rayo de sol siempre deja a la sombra vencida.

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