El 4 de octubre se publicó en dos medios alternativos de Canarias un artículo donde se defendía el uso de la homeopatía no solamente desde un punto de vista medicinal, sino también desde un punto de vista político. Aunque ha perdido mucha potencia en los últimos años, en Europa y en el Estado Español ha existido un runrún preocupante en la izquierda a favor de esta “práctica alternativa”.

Ante esto cabe dejar claro lo siguiente:

  1. La homeopatía no funciona. La base teórica, elaborada a principios del siglo XIX, choca con todos los fundamentos de inmunología, microbiología, patología y hasta la química más simple. Pero el principal problema es que los estudios no avalan su funcionamiento: los experimentos para valorar sus efectos farmacológicos siguiendo unos mínimos estándares de calidad, como el uso del doble ciego para evitar sesgos previos, demuestran que no hay efectos más allá del placebo. La gran mayoría de papers y reviews confirman que no hay efecto homeopático más allá del placebo.

Se podría alegar el típico “pues a mí me funciona”, pero el efecto placebo y la remisión espontánea están ahí y si la comunidad científica se ha dotado de protocolos experimentales tremendamente detallados es para evitar este tipo de problemas, no para el engorde económico de las farmacéuticas.

  1. La homeopatía no es una terapia segura: desde el momento que la evidencia científica la desmiente se convierte en un riesgo al provocar que haya pacientes que abandonen su tratamiento médico por la homeopatía. Ya la Real Academia de Farmacia alerta de este problema y ya ha habido muertos por dejar el tratamiento, un niño en Italia el año pasado y una mujer en Girona hace poco más de un mes. No es algo inocuo y seguro, sino un problema real que mata.
  2. La medicina personalizada es una posibilidad real. Desde hace décadas lo que algunos llaman la “medicina oficial” ofrece un tratamiento cada vez más personalizado a los pacientes. Un ejemplo es la cada vez más extendida farmacogenética: el estudio del genoma de una persona para ver cuál es el mejor tratamiento de acorde a este. Con la tecnología actual realizar estos análisis llevaría como mucho un día.

Por tanto, no existe ningún problema científico a la medicina personalizada. El problema es económico: ante un sistema que busca la rentabilización de toda actividad si se puede conseguir el mejor funcionamiento con un coste mínimo bien. Y todavía mejor si se degrada la sanidad pública todo lo posible para beneficiar a la patronal sanitaria, como ocurre desvergonzadamente en Canarias.

  1. La homeopatía no está fuera de la mano de lobbies y grandes corporativas. La mayoría de estos productos a la venta en el Estado Español y en el mundo los produce una multinacional francesa, Boiron, con unos ingresos por ventas en 2017 de más de 600 millones.

Y aunque no existiese Boiron, la homeopatía estaría igualmente enmarcada en las dinámicas económicas capitalistas precisamente porque la economía tanto española como mundial tiene esa base. Igual que las farmacéuticas, Boiron y cia. siguen los mismos procesos de producción y acumulación, explotan a sus trabajadoras igual que  lo hacen Roche o Bayer y se organizan en lobbies para intentar inferir en la sanidad pública lograda y defendida a fuego por la clase obrera, como han hecho en Francia, Gran Bretaña o Italia.

Cambiar la burguesía de las farmacéuticas por la burguesía de las homeopáticas no es revolucionario ahora ni lo será nunca. De hecho será incluso peor, porque acabaremos sustituyendo en el mercado productos que funcionan por otros que no. Por tanto, si se quiere defender el derecho a la salud debemos defender a fuego la sanidad pública como una victoria histórica nuestra al tiempo que demostramos a la clase trabajadora que mientras sigamos viviendo en un sistema capitalista la salud jamás será vista como un derecho sino como una mercancía comercial.

  1. La medicina no es una cuestión de fe o creencias, sino que es la aplicación práctica de un conjunto de conocimientos científicos demostrados y comprobados. Igual que la creencia en que rezar cinco padrenuestros diarios no cura, tomar homeopatía tampoco.

Queda bastante claro que esta práctica no puede ser jamás una reclamación política no ya de una organización comunista, sino de cualquier colectivo o persona que se diga marxista o próxima al marxismo. Porque el marxismo es socialismo científico, analiza fidedignamente la realidad para ejecutar una respuesta ante esta. Y en nuestra concepción del mundo no cabe el fraude pseudocientífico.

 

Jorge Benítez Pérez, militante de la Juventud Comunista.

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