El pasado 10 de septiembre el Rayo Vallecano anunció que William Hill, empresa dedicada a hacer negocio con la ludopatía de menores y mayores, será durante la temporada que comienza patrocinador oficial del club. Teniendo en cuenta la amplia lista de equipos de fútbol que han firmado patrocinios con empresas de apuestas deportivas, habrá quien considere este hecho como anecdótico. Sin embargo, quien conozca un poco sobre el Rayo y los valores que representa a través de su afición, reaccionará a la noticia con estupor. Si además es consciente del asedio al que se ha visto sometido el barrio obrero de Vallecas con la proliferación de cada vez más casas de apuestas, el estupor se convertirá automáticamente en indignación. La Avenida de la Albufera, una de las principales arterias del barrio de Vallecas, y donde está situado el estadio del Rayo, en su tramo final es la zona con mayor densidad de casas de apuestas de toda la región de Madrid.

No es la primera vez que la directiva del club, presidida por Martín Presa, toma decisiones que, como era previsible, se encuentran con el rechazo de la hinchada rayista. En 2017 intentó fichar a Roman Zozulya, futbolista (auto)vinculado a grupos paramilitares y neonazis ucranianos, a pesar de que nadie esperara, ni siquiera el propio Presa, que una de las gradas antifascistas más emblemáticas del fútbol europeo coreara su nombre.

Volviendo a la noticia de actualidad, si bien el gobierno ha anunciado que prepara un decreto dirigido a limitar la publicidad de los juegos de azar, el Rayo no es el único equipo que ha anunciado un nuevo patrocinio de estas características. De hecho, a pesar de que una de las medidas más significativas del futuro decreto consistirá en la prohibición de publicidad de empresas de apuestas deportivas en las camisetas de los equipos, clubes como el Real Betis Balompié o el Cádiz CF han decidido que durante la temporada 2020/2021 lucirán en sus equipaciones este tipo de publicidad, mientras que otros como el Deportivo Alavés o el Levante UD han optado por renovar los acuerdos que firmaron las anteriores temporadas.

El fútbol es un fenómeno de masas que como tal, ejerce una influencia notable en la vida de millones de personas. Nadie puede negar que gran parte de la juventud encuentra en sus ídolos futbolísticos un modelo a seguir a la hora de desarrollar su personalidad, gustos e intereses. Eso no ha impedido a los clubes ser cómplices de la expansión de un negocio que ya es considerado por amplias capas sociales como la heroína del siglo XXI, por sus potentes efectos adictivos que en muchos casos desembocan en ludopatía. Además, las apuestas deportivas están vinculadas con el amaño de partidos por parte de directivos y futbolistas, que ya se han saldado con condenas como en el “Caso Osasuna”.

Pero no todo son malas noticias. En 2018 la Real Sociedad sometía a votación entre sus socios la posibilidad de firmar un acuerdo de patrocinio con casas de apuestas y la respuesta fue clara: un 80% de los votos se posicionaron en contra del mismo. De este modo, durante las dos últimas temporadas, el conjunto donostiarra ha sido el único equipo de Primera División sin vinculación con este sector, sin que la consecuente limitación financiera haya sido incompatible con el éxito deportivo, pues ha finalizado la última temporada con un meritorio 6º puesto en liga y además se ha hecho con un hueco en una final de la Copa del Rey pendiente de disputarse. No parece casualidad que esta excepción sea la consecuencia de un proceso democrático, lo cual nos hace pensar que si en el caso del Rayo Vallecano, el acuerdo con William Hill se hubiese sometido a una consulta vinculante entre la afición, el resultado hubiera sido otro. La contestación de las peñas y los grupos de seguidores del Rayo ha sido unánime.

Esto no quiere decir que una votación interna en la totalidad de los clubes necesariamente desembocaría en el final de esta lacra en el mundo del deporte, pero teniendo en cuenta la dimensión corporativa de los clubes, cuesta pensar que sean los equipos directivos, ansiosos por engrosar sus cuentas bancarias, quienes encabecen la lucha contra las apuestas.

Es conveniente recalcar que durante esta nueva temporada, otros tres equipos (Real Valladolid CF, Villarreal CF y CA Osasuna) se sumarán a la posición de la Real Sociedad, y aunque no sabemos hasta qué punto la decisión está condicionada por la futura aprobación del Real Decreto de Comunicaciones Comerciales de las Actividades del Juego, en el caso del Osasuna la postura viene precedida por la recolección de firmas por parte de los socios para mostrar su rechazo a este tipo de acuerdos, mostrando de nuevo que son los aficionados y aficionadas quienes más tiene que decir al respecto.

Las casas de apuestas no tienen miedo, ni para continuar firmando contratos que puedan contradecir futuras leyes, ni para seguir extendiendo sus tentáculos en barrios donde sus vecinos y vecinas han dejado claro que no son bienvenidas. Por eso, la oposición a las mismas debe ser más firme que nunca, porque es necesario defender un modelo de ocio digno en el que las empresas que se lucran con la precariedad y las adicciones no tienen cabida. Y si por algo hay que apostar, que sea por la democratización del fútbol moderno, por romper con la separación de la gestión de los equipos de fútbol de lo que constituye su razón de ser, su afición.

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