En este último período de tiempo, a nivel de Euskal Herria, se han producido numerosas movilizaciones de toda índole, en donde las más destacadas han sido las impulsadas por el movimiento feminista y el de pensionistas. Un tiempo que ha servido para seguir cogiendo pulso movilizador y tratar de romper con el relato de que la mayoría de la clase trabajadora ha entrado en el conformismo y asunción del «es lo que hay».

Los datos nos muestran que no hemos entrado en ninguna mejoría, como ciertos medios de comunicación y partidos del Régimen tratan de imponernos, sino que la precarización y la pobreza se están cronificando, y por ende, vienen para quedarse en un marco laboral preocupante, a lo que habría que añadir el análisis que hacen distintos expertos sobre una nueva recesión.

Desde el comienzo de la crisis, las políticas de la mal denominada austeridad han ido imponiéndose por parte de los gobiernos de turno (los del Estado y los de aquí), previo dictado de los verdaderos poderes, que son los económicos. En tan solo 10 años, las empresas han reducido los sueldos de las jóvenes un 20,5%, mientras que las administraciones públicas en vez de poner coto a esta situación, han decidido regalar dinero público a los empresarios para «fomentar el empleo joven».

La precarización y la pobreza se están cronificando. Vienen para quedarse en un marco laboral preocupante

En este mismo período de tiempo, el 10% más rico de la CAV ha aumentado un 10,6% su riqueza, que nos viene a demostrar que aquel eslogan que resonó hace unos años, «no es una crisis, es una estafa», está más vigente que nunca. Una estafa que como siempre acaba sufriendo la clase trabajadora, y con especial fuerza las jóvenes, mujeres y migrantes. Claro ejemplo de todo ello es la diferencia de 100 euros entre el sueldo medio de las jóvenes (855 euros) el precio medio del alquiler (955 euros); o cómo la brecha de género anual ha aumentado en 1.000 euros en estos años.

Es el momento de plantarnos como juventud trabajadora, organizarnos y presentar batalla. Ya basta de asumir frases neoliberales que nos han obligado a interiorizar, como son: «es lo que hay», «es lo que toca» o «ya pasará». Porque «ni es lo que hay», «ni es lo que toca», pero si no luchamos, va a venir para quedarse. No podemos dejar que en tiempos en donde la extrema derecha está en pleno auge y los empresarios no dejan de obtener beneficios a costa nuestra, les demos además el privilegio de quedarnos sin hacer nada, quejándonos en las redes sociales o queriendo apagar el sol con una pistola de agua. Porque sí, es a ti querida amiga y amigo a quien queremos interpelar, eres tú y somos nosotras las que vamos a sufrir por años si no hacemos nada. Y no, no es momento de caer en melancolías, resignaciones o pesimismos absolutos, ya que se ha demostrado que luchando se obtienen grandes logros, y revertir esta situación está en tus manos y en las de todas las demás. De verdad, ¿queremos ser la primera generación que viva peor que la de sus padres y madres?

 

Unais Sainz, miembro de ERAGIN (Asamblea de jóvenes precarizadas de Bilbao).

 

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *